El elenco es más joven y eso como que le da una cosa de mayor energía (sin desmerecer a los actores de la anterior versión local) y Melania Lenoir (que hace de Velma Kelley) es increíble.
De todos modos, es una obra de Broadway y tiene gente que viene especialmente para que salga perfecta y siempre respetando hasta el más mínimo detalle. Pero me atrevería a decir que me gustó más que la primera versión.
Y la histora es magnífica. Me mata cómo se mantiene en el tiempo y va tomando nuevos significados. Porque cuando la pusieron en 2001 la historia de Velma y Roxy, dos minitas que van presas por matar a sus respectivos amantes y se convierten en estrellas mediáticas de la Chicago de los 20 manipulando a la prensa, esa trama remitía a nuestras antológicas Samanta Farjat y Natalia De Negri. Pero ahora, cuando todos es show y la guerra de vedettes parece ser la filosofía que domina los medios (si no pregúntenle a Caamaño y Kunkel), es como si "Chicago" nos estuviera hablando de esos personajes de buscan trascender con la nada, inventando escándalos, mostrando congojas e historias de vida que no existen y tratando inescrupulosamente de alcanzar la fama y retenerla a como dé lugar, sin saber que están condenadas a vivir apenas 15 minutos de fama, como había dicho Warhol. Así que si pueden y les gusta, vayan a verla porque vale la pena.
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