En el musical de Pam Gems que desembarcó en Buenos Aires después de triunfar en el West End de Londres, Elena Roger encarna a una Piaf entrañable y descarnada. La obra arranca con uno de los tantos colapsos de la cantante, hecha mierda por su adicción al alcohol y la morfina, y hace un flashback a los inicios de su carrera. Desde ahí hay una sucesión de escenas con los momentos más significativos de su vida (incluidos logros, accidentes y tortuosos romances) y temas de su repertorio.
Elena Roger (que por este papel ganó el premio Lawrence Olivier en Gran Bretaña) es una genia: no sólo canta igual sino que con muy pocos recursos más que su voz y su histrionismo logra encarnar a la perfección un personaje difícil, lleno de matices y contradicciones, que vivió en su ley y murio a los 47 años. El elenco que la segunda es muy bueno y la dirección el aportó a la obra un dinamismo vertiginiso, sin que eso restara profundidad a las interrpetaciones ni a la historia.
Si les copan los musicales o les gusta Piaf (como al gran Osvaldo Gross, su fan argentino número 1) no se la pueden perder, es una obra que vale 100% la pena pagar la entrada para verla. BTW: A Papá Oso le gustó tanto que, encima de que se lloró todo, va a ir a verla de nuevo con su mamá.
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