Más Colón

Una decepción: Crítica culinaria de Patricio
Fuimos a comer al Restaurante La Plaza (ubicado frente a la plaza San Martín, en la zona del puerto de Colón). De pinta, el lugar estaba bárbaro. De hecho, pensamos que ibamos a comer "La Comida". Pero todo resultó una farsa.

El lugar: Muy buenos muebles, manteles, buena vajilla. De pinta, genial (es una casona antigua reciclada pero que conserva la arquitectura rústica original).

La carta: Muy variada y elaborada. Los precios aumentaban la expectativa sobre la calidad de los platos (medio caros).

El pedido:

Pato: Vino Chenin Santa Silvia, un agua con gas y un escabeche de vizcacha.
Mozo: Lo siento, vino Chenín no tenemos. Sí Chablís. Escabeche de vizcacha no nos quedó...
Pato: Entonces Chardonnay
Mozo: Un Chablís?
Pato: No, Chardonnay... y un escabeche de chivito.
(Nunca te pueden ofrecer reemplazar un Chenín, que es un vino dulce, por un Chablís, que es un vino suave pero seco, empezamos mal)

La comida: El escabeche estaba muy rico. Lo que llamó la atención es que tuvieran tantos en la carta y tan pocos disponibles, siendo que el escabeche es una conserva...
Pedimos un carré de cerdo con salsa de ciruelas y un matambrito tiernizado con salsa criolla. Mariano preguntó si era para compartir y le dijeron que no. Preguntó si venía con guarnición y la respuesta fue "no tengo idea, te averiguo" (cosa que no pasó porque jamás nos averiguó nada).
El matambrito tiernizado estaba bien. Tal vez demasiado seco. El carré de cerdo, que era una especialidad del chef, estaba excesivamente seco y venía con una bruta guarnición que no estaba anunciada y que estaba apilada en el plato como si fuerta la casa de un cartonero. No se entendía nada. Jamás avisaron que el carré era deshuesado. Era demasiado abundante para uno. Y la calidad era de comida recalentada en microondas.

Servicio: La gota que revalsó la copa. La atención era peor que en un McDonald's. A mí me enseñaron que el vino blanco se sirve siempre en un balde con hielo. A esta gente no se lo explicaron nunca. Hubo que pedirselo especialmente como algo extraordinario. Estuvimos menos atendidos que en una estación de tren. Encima, ni servilletas de tela. Pero no sólo eso, las servilletas eran esas de pizzería que vienen en cajita de plástico. El mozo estaba en babia, tampoco nos trajo cenicero, nos sacó el plato a toda velocidad cuando dimos el último bocado, etc.

Conclusión: Lugar ideal para gente fingida. O sea... la que quiere cagar más alto que el culo. Pura imágen y nada de contenido. Parece esos restaurantes gays que es todo muy lindo, pero la comida es cara y una garcha. Ideal para new richs tontos.

La venganza: para resarcirnos, hoy volvimos a Campo Adentro para una nueva sesión de engorde con antipasto. Estuvo espectacular!


Ni se te ocurra

Si el día está feo y estás en Colón, ni en pedo se te ocurra "visitar Villa Elisa para conocerla mejor". No hay un carajo que hacer. "Es más aburrido que chupar un pito que no se para" (anónimo)

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