Yet Another Crazy Weekend

Este fin de semana fui al Festival Bue. Fueron dos días de locos. Mucho frío. Horas de dorapa. Socias que se descomponen haciendo pogo en el médico y desaparecen. Viejos amigos que reaparecen sin tapers. Aquí, una síntesis.

Viernes
El viernes me dirigí al Festival Bue con una baja: mi socia se sentía mal y desistió de ir. Un poco malhumorado por la situación me dirigí al Club Buenos Aires, pero un mensaje de texto salvador de Chris y Gabs me hizo saber que no iba a estar sólo. Además, al rato de dar vueltas por ahí me crucé con Petit Voleur, quien me hizo compañía un rato.
El festival se tendría que llamar "ABC1 Festival". Mucho público de Palermo, Recoleta y Zona Norte. Mucho celular. Mucha ropa vintage. Mucho anteojo de marco grueso y ropa camuflada. Los precios para comer/beber imposibles. ¡5 pesos la botellita de agua! ¡4 pesos la hamburguesa sin nada! ¡Qué hijos de puta!
Llegué por la mitad de Don Adams. A ese pibe no le quedaba otra que hacerse el stone fashion. Pobre. Más tarde llegaron los Kings of Leon. Sonaban bien pero me aburrí. Muy fríos. Y mucho frío en el lugar. Después vinieron los Strokes, con un poco más de onda y de ritmo, aunque a veces parecía que Casablanca estaba pasado de drogas y se había olvidado la letra de las canciones nuevas. Bailé mucho y traté de olvidarme de la baja temperatura. Pero igual terminé con los pies a la miseria.

Sábado
A la fecha del sábado caí bien tarde. Y puteando porque Fischerspooner tocaba recién a las 3 de la mañana. Llegué a eso de las 9, con Bebe por la mitad. La gallega la rompe. Buena banda, mucha onda. Me mató que saliera a hacer el bis -"Mi papá tiene una silla eléctrica- con una peluca rubia y diciendo que era Barbara Bush. La Tía se preguntó, con mucha lucidez, si tenía algún sentido criticar a la "Cumbre Iberoamericoña" en un ámbito tan "snob".
A Mimi Maura la vimos apenas un ratito y partimos a recorrer el predio. Muchas carpitas pero nada "guau". Encima era un quilombo saber qué pasaba en cada lugar, porque no dieron folletos con los horarios. Nos salvó, otra vez, el celular, ya que podía comunicarme con Chris y Gabs y saber, por ejemplo, que Fito Páez estaba deambulando por el club como uno más (y sí, Fito también es ABC1). Alrededor de una hora después, al escenario central llegó Elvis Costello. El tipo es una máquina: una hora y media de show casi sin parar. Pero al rato me aburrió. Igual sonó bien y le puso ganas (muchas, demasiadas). Creo que le faltó más comunicación con la gente. Después vimos un rato a Entre Ríos (chiste obligado "Che, ¡qué sexy está Isol!"), antes de partir a pelearnos por unas pizzetas de 5 pesos. A eso de las 12 y media en el escenario grande salió a escena Morcheeba. ¡Qué grossos! Tengo que admitirlo: Aunque sé que son una versión light de la Santísima Trinidad Trip-Hop de Bristol (Massive Attack, Portishead, Tricky), Morcheeba me gusta desde hace rato. La cantante nueva, Jodie Sternberg, la rompió. Mucha onda, y una voz un poco más pasional y menos autista que la de Skye Edwards. Con Papá Oso bailamos y cantamos como locos con "Otherwise", "Sao Paulo", "Trigger Hippie" y "Just Be Yourself". Para el final quedó "Rome Wasn't Built in a Day", pero lamentablemente no hubo bises. Cuando terminó Morcheeba decidimos emprender una digna retirada. Lamenté no ver a Brazilian Girls y a Fischerspooner, pero estaba muy destruido. Terminamos en Gascón, comiendo unos reparadores ñoquis con estofado. ¡Ah, el poder revitalizador de la buena comida!

0 comentarios: