Europa, Europa
Conocimos una parte de la ciudad que no habíamos podido ver la vez anterior que subimos y que nos dejó bastante maravillados, de estilo muy europeo y muy bien conservada. Y realmente da un poco de lástima ver que Buenos Aires tiene edificios igual de lindos pero a los que no se mantiene ni se cuida de la misma manera. En BA prima la creencia pelotuda de que nuevo y moderno es mejor. Y así está la ciudad de saturada y decadente en su arquitectura. En fin.
Conocimos una parte de la ciudad que no habíamos podido ver la vez anterior que subimos y que nos dejó bastante maravillados, de estilo muy europeo y muy bien conservada. Y realmente da un poco de lástima ver que Buenos Aires tiene edificios igual de lindos pero a los que no se mantiene ni se cuida de la misma manera. En BA prima la creencia pelotuda de que nuevo y moderno es mejor. Y así está la ciudad de saturada y decadente en su arquitectura. En fin.
Volviendo al relato principal, recorrimos la peatonal y sacamos muchísimas fotos de edificios geniales. Nos enamoramos mal del Palacio Minetti, primer rascacielos de la ciudad y exponente magnífico del esplendor del Art Deco. De hecho, entramos a una de las tiendas que el edificio tiene en su planta baja y pudimos chusmear que las formas extravagantes de la fachada se repetían en los cielorrasos y que las columnas internas tenían bajorrelieves mezcla de modernismo y constructivismo que simbolizaba el poder de Rosario en los años 20 como polo agrícola/industrial y fuente de progreso para la región. Ah, cuando nos pusimos a sacarle fotos a la reja (en la que se reproduce repetidamente la imagen de una mujer con distintos íconos en su mano) el portero salió a darnos un folletito explicando la historia del lugar. En Buenos Aires nos hubieran invitado (no muy) amablemente a que dejemos de sacar fotos y nos hubieran tratado de ladrones.
En una de las calles paralelas también sacamos muchísimas fotos del Palacio Fuentes, un edificio topísimo con una fachada bastante recargada (incluidos faroles colgantes de hierro y reproducciones de estatuas famosas como la Venus de Milo). Ah, una señora que pasaba nos contó que el arquitecto había sido su bisabuelo y que el lugar había sido construido con impulso de Rockefeller.
Y claro, es que a los rosarinos les llamó mucho la atención ver a dos gorditos sacando fotos a sus edificios y muchos se nos quedaron mirando, un poco confundidos. ¿No les parece que tienen muchas cosas dignas de ser fotografiadas?
En síntesis, una ciudad muy europea y, al menos en su centro histórico, muy cuidadosa con su herencia cultural y su patrimonio arquitectónico.
Comer afuera
Y como no podía ser de otro modo, hicimos varias paradas gastronómicas. El primer día fuimos a Billy Lomito (está en la peatonal, justo al lado del Palacio Minetti), en donde una picada enorme con una cerveza nos costó 30 pesos. Mención aparte merece el show de moda y belleza que son los rosarinos que se pasean por el lugar. ¡Impagable!
Comer afuera
Y como no podía ser de otro modo, hicimos varias paradas gastronómicas. El primer día fuimos a Billy Lomito (está en la peatonal, justo al lado del Palacio Minetti), en donde una picada enorme con una cerveza nos costó 30 pesos. Mención aparte merece el show de moda y belleza que son los rosarinos que se pasean por el lugar. ¡Impagable!
A la noche fuimos a Nicasio, un restaurant "populoso" en el que se pueden comer pizzas, milanesas y demás. Muy rica la pizzanesa de espinaca Y muy económica la propuesta: gastamos 60$ entre dos personas. Lo que sí, nos quedamos impactados con esta nueva moda de mezcla champagne con speed. ¿Qué le pasa a la gente? ¿Está loca? Con Papá Oso estamos indignados.
El sábado quisimos volver a Billy Lomito, pero estaban cerrando (¡a las 14.30!). Así que nos refugiamos en el bar de la librería El Ateneo (también sobre la peatonal) y pedimos un sandwich de atún y una ensaladita bautizada "Aruba", con kanikama, arroz y demases. A la tarde pasamos por Davis, al ladito del museo Macro, sobre el Río Paraná. Un lugar soñado, en un ambiente natural increíble y con precios muy accesibles (comparados con Buenos Aires).Y a la noche fuimos con Andrea, Fabián, Osvaldo y Javier a El Oso Sala La Sopa, un bodegón muy kitch decorado con estilo "retro ecléctico". En sus paredes hay fotos y cuadros de distintas épocas (muy de casa de señora mayor), posters de revistas y hasta algunas fotografías de cine (al lado teníamos una de l gy en del techo cordo Porcel). Y del techo cuelgan apliques de luz muy años 50/60/70. Divertida la propuesta aunque la comida no nos convenció del todo, sobre todo teniendo en cuenta relación calidad precio.
Why so serious? Tengo que confesarlo: soy fóbico a los muerciélagos. Tuve varios encuentros cercanos y realmente son criaturas que aborrezco y que me paralizan de miedo. Y Rosario está infestada de ellos. Pero la cuestión es que estos bichos en la ciudad mencionada vuelan muy bajo. Y se esconden en lugares por donde pasan personas, cosa que en BA no sucede. Cuestión que volvíamos al hotel y yo iba re dormido y de una recovita con un par de locales salió volando y nos rodeó una de estas criaturas. Terminé "on the verge of a nervous breakdown", pero por suerte se me pasó rápido. ¡Criaturas abominables!