Sigo de vacaciones en el Litoral. El clima es bastante tropical. Por lo que me cuentan, Buenos Aires es un horno, así que no tengo de qué quejarme.
Alimentación entrerriana
Este año no salimos tanto a comer afuera. Al ser cuatro se nos hizo màs atractivo (y económico) cocinar en casa y, de paso, mirar la deliciosamente bizarra televisión argentina (con Mirtha y Gran Hermano a la cabeza).
Luke amasó pizzas, tortas fritas y pan casero. Yummy! Papá Oso hizo asado, fideos con tuco (gloriosísimos) y asado. Bob y yo nos limitamos a comer (aunque yo preparé el desayuno varias veces).
De salidas afuera podemos destacar:
- Puerto de Palos: un restaurante enorme que es tenedor libre o a la carta. Bueno y económico. Pedimos milanesa a la napolitana, capelettis a la bolognesa y pollo relleno, màs entrada de varias cositas frías. Un manjar.
- Moments: En Cólon hay varias pizzerías que la rompen, pero creo que esta es la mejor. La pizza mitad morrones mitad panceta la rompió.
- La Tentación: Este es más para llevar que otra cosa. Las milanesas a la napolitana son gigantes y muy ricas. Las tartas también.
Isla de Hornos
Hace tres años que quiero hacer este paseo pero nunca había podido hasta el momento. La cosa es así: desde la desembocadura del Arroyo de La Leche (se llama así, mal pensados) sale un barquito que te cruza hasta la Isla de Hornos, en lo que algunas agencias de turismo denominan "el Caribe entrerriano". El nombre es un poco pretencioso, además las islas del Río Uruguyay están divididas entre Uruguay y Argentina, por lo que no es un archipiélago 100% entrerriano.
El traslado sale 10 pesos ida y vuelta. Así que abordamos un catamarán rumbo a nuestro destino: una isla deshabitada con un pequeño parador. Lo mejor es que no había demasiada gente, aunque había suficiente como para que no pudiéramos concretar nuestro sueño de bañarnos en aguas litoraleñas como dios nos trajo al mundo, a la manera de la Coca Sarli.
Pero al rato de llegar, y después de chapotear felices en aguas ribereñas, se empezó a nublar fiero. Pero nada empañó nuestra algarabía inicial. Allí nos quedamos, nadando y haciendo oserías en el agua, hasta que fue inminente un temporal de proporciones, con rayos y todo.
En pocos minutos levantamos campamento y, como si fuera una pelìcula de cine catástrofe, nos dispusimos a esperar en el improvisado embarcadero, junto a otros "refugiados" de la más diversa calaña. Al final, y justo antes de que algunas familias exasperadas perdieran la calma, llegó el catamarán San Francisco, el cual abordamos rumbo a la costa.
En el medio cayeron algunas gotas y fuimos testigos de diálogos de lo más imbéciles entre padres que querían ser graciosos -y que denotaban cierto temor ante una inminente catàstrofe- y su enardecida prole. Finalmente llegamos, sanos y salvos, a tierra firme, en donde salimos corriendo para alejarnos cuanto antes de nuestros accidentales compañeros de viaje.
A la noche festejamos con asado mis siete años de convivencia con Papá Oso y hubo mucho champagne y alegría por doquier.
Beauty Sleep
No sé bien qué nos pasa. Los que me conocen saben que duermo poco por mis múltiples obligaciones. Y los que no, se enteran ahora. A Papá Oso le pasa lo mismo y, además, a él se le suma un estado de inquietud permanente. Los que lo conocen dan fe de que no se puede quedar quieto mucho tiempo. Pues bien, Colón nos deja en un estado de fiaquitud total. No sé si será el clima, el aire puro, el agua o qué. Pero, por ejemplo, ayer dormimos unas nueve horas, fuimos a despedir a Bob (que se volvió a Baires un día después que Luke) y después de comer nos fuimos a dormir una siesta. Siesta que se prolongó como hasta las 18.30, incluso cuando el día estaba soleado e ideal para ir a la playa. No contentos con eso, nos fuimos a caminar al centro, en donde tomamos algo y comimos una picadita. Pero tuvimos que volver, a eso de las 22, porque necesitábamos una pastilla que tenía que tomar Papá Oso por la diabetes. Y entre una cosa y otra y "un abrazito y salimos..." nos tiramos en la cama y nos despertamos a la 1. Obvio que seguimos de largo hasta las 9 de la mañana. Ya perdí la cuenta de cuánto dormimos, pero -por las dudas- esta tarde nos alejamos de la cama para no volver a caer bajo el influjo de Morfeo.
Bueno, me voy a la playa. Au revoir!
3 comentarios:
yo creo que las ganas de dormir también vienen por el relajo mental que uno tiene...
este año con marido pasamos por lo mismo....
esta bien!!! hay que hacer abuso de cuchara en vacaciones!
sigan disfrutando así
son unos degenerados, están corrompiendo a la inocente juventud entrerriana, los voy a denunciar malvados
Papá Oso es testaferro de Menem y Lake es agente de la SIDE
Aguante el Opus Dei!!!!!!
pasenla bien! Che, media pila, apaguen la tele!
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