La tortura
Ir al gimnasio fue un infierno. Me sentía un preso condenado a trabajos forzados. En la televisión estaba puesto "Media Falta". Y la música no se escuchaba lo suficientemente alto. A los 10 minutos ya me quería ir. A la hora pensaba "sigo gordo, esto no tiene sentido". A la hora 15, mientras el trainer me quería seguir torturando, le puse un punto final a mi agonía, educadamente le dije que había tenido suficiente y me retiré. Me fui llorando por Scalabrini Ortiz por haber tirado 30 pesos a la basura.
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