Real life Benny Hill gag
Hoy decidí tomarme el bondi para regresar a mi hogar. En un umbral cercano esperaban el mismo colectivo dos chabones. Uno era un osazo de aquellos, barbudo y con el pelo corto. Pero cuando se puso a jugar con un perro que pasaba y se sonrió, le faltaban varios dientes (o eso parecía).
Me sentí en un capítulo de Benny Hill, en ese que hay una mina despampanante que cuando se saca los anteojos es bizca mal y encima se sonrie para revelar que tiene el comedor a medio demoler.
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