Punilla no shonen Lake
Un día más de aventours por las sierras de Córdoba.
Camino de los Artesanos
Abrazados por el sol del día anterior, los mahou shonen Lake & Pato se dispusieron a emprender nuevas aventuras a bordo del Renault 4 S Mach Go Go Go.
Recargamos energías en "Como en casa" (Lake: ñoquis con estofado de peceto, Pato: bife de chorizo con berenjenas y morrones), boludeamos un poco por La Falda (The Skirt) y partimos rumbo al Camino de los Artesanos de Villa Giardino (Giardino Village).
Se trata de algo así como un paseo de compras que se extiende por 8 km. En principio estaba habitado por hippies que se disfrazaron de trabajadores para no ser linchados por los bienintencionados lugareños. Más tarde, con la muerte de las ideologías, los hippies se aburguesaron y le encontraron la veta comercial y marketinera a su falta de higiene y su vagancia crónica. Incluso, dicen que Georgina Barbarossa acaba de abrir un local en dicho camino (que mina boluda dios mío!).
Hicimos el recorrido y compramos un par de boludeces, que harán que nuestra casa luzca como esos deptos que redecoran las locas de "Queer eye for the straight guy".
Llevamos individuales, cucharas de madera multiuso, conservas que no convidaremos y una caracola de cerámica para colgar en la pared (que me recuerda a esa caracola con una sirena que se abria y se cerraba en el mítico "Tren Fantasma" del Ital-Park.
Al final del recorrido decidimos empalmar con el tramo a Estancia el Rosario y Dique San Jerónimo, pero el dique estaba cerrado (¡Maldita Sequía!).
La Cumbre
Así que bajamos a pasear por La Cumbre (The Top), que es realmente un lugar bien top... de casas estilo aleman e inglés y mansiones deslumbrantes. Es el extremo opuesto del estilo "baratour" de Cosquín.
Paramos en un barcito llamado "La Gran Aldea" que tenía un patiecito externo. Adentro tenía toda la onda (barra de madera, lámparas antiguas, sillas y mesas medio antiguas, etc). Tomamos una beer (warsteiner) con picada (de queso y salames de puta madre) por sólo... ¡14$!.
Cuchi Corral
Cuando estábamos regresando (y mientras el sol se ponía lentamente), se nos ocurrió ir a ver el atardecer en el mirador de Cuchi Corral (Cuchi Cage), que es un lugfar donde se tiran en parapente. Llegamos cuando el sol se había ido, pero pudimos apreciar los impresionantes colores del cielo mientras atardecía. Prometimos regresar en otro momento, para ver la puesta completa.
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