Al final, a Dady Brieva le hicieron un "piquete" unos "opositores" puntanos enojados con la Ley de Cine de los Rodríguez Saá. Hubiera sido mejor que la protesta fuera de una asociación en defensa del buen gusto, pero es lo que hay.
Recordemos que la película va a contar una historia ambientada en los 70 en la que un señor gay oculta en su casa a un militante de izquierda perseguido por los milicos. Hasta ahí, todo bien. Pero veamos que dijo el señor Brieva sobre el "piquete" en declaraciones al programa de Rial:
Uno aguanta hasta que te empiezan a llamar puto, y bueno con ese tipo de adjetivos yo, algo dulce... No me banco cualquiera, cuando se meten con tus hijos ahí es más jodido bancársela.
Al parecer, Brieva se enojó muchísimo porque le dijeron "puto". Bueno, yo también me enojaría si me lo dicen en un contexto donde esté usado como un epíteto despectivo hacia un homosexual. Pero parece que Dady no quiso decir eso exactamente. Más bien suena como si hubuera dicho "está todo bien hasta que insunuás que soy homosexual, a mí nadie me llama degenerado y enfermo". ¿O exagero?.
Lo peor es que este señor, que de alguna forma lideró la "dictadura homosexual", tal como la calificó Pablo Sirvén, de programas con personajes con sexualidades no reproductivas pareciera haber encarado esa producción aprovechando un fenómeno por el cual no tiene el más mínimo compromiso, ni ideológico ni artístcio.
Menos mal que dijo que la película es su "corazoncito" y que aceptó la guita de San Luis porque una productora grande le hubiera exigido que la protagonizara junto a Miguel del Sel. La verdad, Dady, me das pena, mucha pena.
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