Lake y su bizarre streaming

A hard day's night
Fue el broche de oro de un día del orto. Salí de casa a las 10. De mi laburo matinal fui a Belgrano y de ahí a Puerto Madero. Trámites. El subte con un calor insoportable. Yo vestido de media estación con una temperatura de verano. El saco que se me cayó al piso en el subte y que se me manchó con Coca Light 20 minutos más tarde. De ahí, a ver El Código Da Vinci en una privada de prensa. Y mi destino final: un evento en Editorial Perfil que hizo que todo valiera la pena (en realidad no, pero al menos me dio material para postear).
Bajar en el ascensor con López Murphy no tiene precio. Comprobar que Daniela Cardone es una mezcla de replicante y trava tampoco. Cuantas caras famosas, algunas trístemente famosas en realidad. Lilita Carrió, Franco Macri, Sebreli, Castels, Raúl Portal, Karin Kohen, Jorge Pizarro... Morí de calor, había tanta gente. Enfilé hacia el baño y lo vi salir a Ricardo Piñeyro.
También había figuras que rankean alto entre mis fetiches televisivos: Muriel Balbi, Myriam Bunin, María Laura Santillán (faltaba Marcela Pacheco y mi universo de periodistas femeninas estaba completo). En el piso 14 estaba la "Isla de Caras". Nota mental: aunque la tentación sea grande no preguntar si a los bartenders los eligen por su orientación sexual. Había sushi, no era para morirse pero estaba bien. "El wasabi me hace llorar pero me gusta". Mis colegas / amigotes se burlaron de mi frase. Pero no dijeron nada cuando una periodista de espectáculos que labura en radio y es miembro de Aptra (bastante conocida en el medio) agarró el sushi con la mano y sin palitos. Y ahí pasó Tinelli arreglándose el pelo, recorriendo el lugar con Myriam Bunin (esposa del dueño de la editorial). "¿Ese es uno de Mambrú?". Me parece que era Tripa. Y dónde estás Papá Oso para salvarme de este embotellamiento humano y llevarme lejos. La barra de sushi ya cerró. "¿Te presenté a Daniel Gómez Rinaldi?". Nicole Neumann se dejaba sacar fotos. Y el hastío me invadía. La paciencia estaba agotada hacía rato. Fue el momento de irnos. Nos regalaron el anuario. Y muchas revistas.