Salimos el viernes a la mañana de Villa General Belgrano. El jueves habíamos ido a Santa Rosa de Calamuchita, estuvo bastante bien. Papá Oso hizo unas hamburguesas con unas parrillas portátiles descartables que nos regaló mi suegra. ¡El invento del siglo! Vienen briquetas y papel adentro de una bandejita de aluminio que arriba tiene una rejillita. Sólo hay que prender y esperar que se hagan las brasas. El mismo jueves entré en tren laboral gracias a la magia del wifi, pero esa es otra historia.
Así que, como les decía, el jueves nos fuimos de VGB. Hicimos escala en Rosario, en la casa de nuestro amigo Javier, que nos esperaba para una tarde de pileta que aplacó el calor abrazante de la húmeda Santa Fe. Allí pasamos la noche. ¡Cuántos mosquitos! El sábado nos levantamos tarde, un poco de jugar al MAME y después partimos a comer algo. Y después a BA.
Llegamos el sábado a la noche para comprobar que el Piyi Piyi estaba apostado en la ventana de la cocina del vecino de arriba. Nos miró pero como era de noche no bajó (porque de noche no ven bien y no pueden volar).
Esta mañana le abrimos la puerta y vino volando. Nos recibió haciendo ruidos muy graciosos y pavoneándose como loco. Está mucho más gordito. Se ve que mi suegra y los vecinos le dieron de comer bien. Según Papá Oso, el pollito debe estar con ganas de aparearce, porque infla el pecho todo el tiempo y hace unos ruiditos y se contonea frente a las otras palomas. Después de comer se fue, pero volvió cuando se largó a llover. Le dejamos abierta la puerta y al final entró a comer. Se quedó un rato largúisimo y se vino al comedor, donde se quedó paradito, acicalándose. Y hasta se acostó a dormitar mientras nosotros almorzábamos.
Más tarde le abrimos la puerta para ver si quería salir, pero se quedó adentro, paseando por toda la casa. ¡Una ternura! Después, cuando salió el sol de nuevo, salió al balcón y trató de bañarse en el agua de lluvia que se había acumulado en su fuentón. Así que Papá Oso le llenó la regadera y le fue poniendo agua, mientras él se lavaba las alas y se sambullía, aleteando contra el agua. Quedó bien limpito y entró a la cocina a sacudirse (no sé por qué le gusta sacudirse adentro de casa, jaja). Y después se fue a la cornisa a tomar sol.
Realmente fue un reencuentro muy esperado por nosotros. Y parece que también por él, ya que se quedó mucho con sus guardianes humanos.
El regreso al hogar
Publicadas por
Lake
on lunes, marzo 02, 2009
Etiquetas:
el palomo blanco,
personal,
vacaciones
6 comentarios:
Que bueno los avances de PIYI PIYI, pero quiero ver fotos de la parrilla!!!
Mencantó leer estas entradas sobre VGB!
Por favor:
''calor abrasador'' (viene de brasas)
y '' aparearse''
Gracias, muy bueno tu blog!
Anto: Tal vez merezca un post aparte con fotos la parrillita...
Florence: Gracias!
Anónimo: Tiene razón. Escribí este post medio dormido... Sorry!
ayy lake me mata de amor malll la historia de piyi piyi, es todo ternura.
lo que son los animales...estas cosas tan inesperadas que pasan con ellos, me matan, son todo, y uds también por darle todo ese amor.
la maternidad me hace hablar de amor todo el tiempo, pero es asi, bien chicoss!!! los banco a muerte!
Es que el Piyi es amor!
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