¿Identity Theft o amor encubierto?
Cual Greta Garbo del siglo XXI, Petit Voleur decidió que "quería estar solo" y se recluyó en un ala abandonada del Hotel Alvear en la que no hay Internet ni televisión por cable, sólo Canal 7. Allí, acompañado de luminarias como Inés Berton e Hilda Bernard, el otrora sex symbol de la blogósfera pasa los días jugando al bridge y tomando té Indian Market.
Lo que más le gusta son las charlas con Teté Coustarot, quien, al igual que nuestro admirado ex blogger, nació en el interior del pais y se dejó encandilar por las luces de la gran ciudad, en la que llegó a triunfar, no sin un gran sacrificio.
Pero un squatter electrónico acaba de usurpar el blog que una vez lo diera a conocer. ¿Blog robado u homenaje? Para mí, es más lo segundo. Petit Voleur dijo adios, ese lugar de nuestros corazones no podía quedar vacío. Gracias, quienquiera que seas.

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