Inti Yaco

En nuestro primer y fallido viaje a La Cumbrecita pasamos por Inti Yaco, una localidad a orillas del río Los Reartes. A la altura de la ruta tiene un parador llamado "La Cascada", con un llamativo salto de agua y muchas piedras. Así que allí fuimos, con la idea de pasar un día de balneario.
La verdad, es muy muy lindo. El agua es muy cristalina aunque un poco fría (personalmente soy un poco friolento y directamente no me metí, pero Papá Oso se la pasó un buen rato nadando y explorando los "islotes" de piedras), pero aún así el paisaje bien vale la pena. En las cercanías hay numerosas ollas de agua formadas por las piedras y muchas playitas de arena bien finita. Una gran opción para pasar el día al aire libre con agua y sol en Calamuchita.

Intento de ascenso al Champaquí

Way to go, mr. microphone! Nos queda un sólo día en Calamuchita. Acabo de comer un asado increíble, con buen vino, helado y chocolate de La Cumbrecita. Pero voy a intentar postear algo igual.

Nos habían dicho que teníamos que subir al Champaquí, el cerro más alto de Córdoba que queda a unos 70 kilómetros de VGB. No sabía que era tan lejos, si no tal vez me tiraba para atrás. Ni tenía mucha conciencia de la altura: 2790 metros sobre el nivel del mar.

El día que fuimos a Villa Alpina vimos un sendero peatonal para subir al Champaquí. Pero después nos enteramos de que el trayecto por esa ruta se hace en una excursión de tres días. Not my cup of tea. Pero claro, había otras opciones. Así que averiguamos un poco y decidimos ir por Pampa de Yacanto, una pequeña ciudad que queda a unos 30 km de Santa Rosa y cuya ruta está mucho mejor que la que te lleva a La Cumbrecita.

Al llegar a Yacanto preguntamos cómo llegar al Champaquí y nos indicaron tomar el camino de cornisa que sube al Cerro Los Linderos, en cuya cima podríamos intentar hacer el camino peatonal hacia el Champaquí (aunque nos dijeron que teníamos que tener abrigo porque arriba siempre hacie frío y nosotros estábamos en remerita). ¡No se dan una idea de lo que subimos!  Al rato de ascender me empezó a dar un poco de vértigo, porque estábamos cada vez más arriba y las vistas panorámicas eran cada vez más impresionantes (y los precipicios más altos).

Es un viaje como de hora y media de ida (y otro tanto de vuelta), pero vale la pena. A medida que subís empezás a ver cómo cambia la vegetación y las formaciones rocosas van metamorfoseándose. Desde la mitad para arriba empezó a haber menos vegetación y más piedras, algunas de un color blanco que llamaban muchísimo la atención. 

Pero cuando ya nos faltaba poco para llegar, nos sorprendió una tormenta y una baja pronunciada de la temperatura. Y las nubes bajas que taparon la cumbre nos obligaron a pegar la vuelta (sumado a unas repentinas granizada y neblina que nos hicieron sentir respeto por la furia de los elementos). Nos quedamos ahí de subir al Champaquí. Pero nos deleitamos con las vistas de esa "casi cumbre" a la que llegamos. Además, juntamos muchas piedras muy raras (con muchas incrustaciones de mica), avistamos un carancho y también un halcón muy bonito. Y en el camino de vuelta rescatamos una tuna salvaje que pasará a engrosar nuestra colección de cactus y suculentas.

BTW: en el viaje de vuelta Papá Oso bautizó a Mika como "La Niki". Y en Calamuchita compramos tortillas estilo mexicano y un cóctel de pisco chileno y berries. ¿Por qué no puedo comprar eso en los supermercados de Buenos Aires? ¡A veces odio vivir en la gran ciudad!


El tema del verano

No sé si esto llegó a Buenos Aires o no. Lo cierto es que no lo tenía registrado. Lo descubrí en el supermercado Becerra de VGB y también lo escuché en el Becerra de Santa Rosa de Calamuchita. A mi el cuarteto y la cumbia no me gustan. Pero este cover la rompe mal. Con ustedes, "Ni una sola palabra" (sí, el de Paulina Rubio) por los ultracordobeses Banda XXI.




La Cumbrecita

Volvimos a La Cumbrecita con sol, en un día que pintaba feísimo. Y nos recibieron un poco mejor que la otra vez. Esta vez el minibus funcionaba, pero igual decidimos bajar a pie a la ciudad. Como les contaba el otro día, La Cumbrecita es un pueblo peatonal, así que te fuerzan a dejar el auto en un estacionamiento a la entrada del pueblo y, cuando ese se llena, en otro parking que queda en el comienzo del camino que baja desde la ruta hasta la ciudad. En el camino (se supone que es un kilómetro pero para mi no fueron ni cuatro cuadras) recolecté e ingerí deliciosas moras silvestres porque tenía un poco de hambre. De tan maduras se te deshacían en las manos cuando las arrancabas.  Un espectáculo.

La verdad, el pueblo es muy muy lindo. Como en Villa Alpina y Villa Berna, los primeros pobladores forestaron con especies del centro de europa con las que consiguieron calcar el look and feel de sus pueblos natales en Suiza y Alemania. Para completar, construyeron sus viviendas en estilo alpino y se aseguraron de que todos los que construyeran después siguieran esos lineamientos (el pueblo tiene códigos urbanos bastante estrictos en ese sentido).

Y que el pueblo sea peatonal tiene sus pro y sus contras. Por un lado, está bueno recorrer a pie, pero al ser un pueblo de montaña se hace un poco cansador. Caminamos por el mínimo centro hasta una suerte de callecita de cornisa que llega hasta la capilla. Y de ahí a la cascada. Un recorrido de 15 minutos, según el cartel. Lo que ese cartel no explicaba era la dificultad de un camino de piedras bastante difícil y por momentos peligrosos. No para nosotros, pero había muchas personas mayores y muchos matrimonios con nenes chiquitos. Encima, en una parte del recorrido había un alambrado con alambre de puas separando el sendero de una propiedad privada. Y me dio un poco de bronca que en un pueblo donde todo está tan reglamentado (con carteles que indican que no se pueden cortar plantas, que cuidado con el fuego, y que tantas otras cosas) no haya un simple "camino peligroso, se recomienda precaución, no suba si no está en forma, etc. La cuestión es que llegamos, agotados, a la cascada. Un paisaje increíble, con una vista panoramica de la olla formada por la erosión de una caída de agua de varias decenas de metros. Sacamos varias fotos y emprendimos la vuelta, tan dificultosa como la ida.

Al regresar a la capilla vimos el sendero al Cerro La Cumbrecita, pero estábamos muy rotos como para animarnos a ir. Así que volvimos hacia el pueblo, paramos en una confitería con mirador a las sierras y nos despachamos con un té en hebras y dos porciones de tortas: para Papá Oso de manzana, para mí arrollado de zarzamoras. Una delicia. Disfrutamos de la merienda despúés de una breve peleíta porque Papá Oso me preguntó si nunca había tomado té alemán y lo bardie por hacerse el nene de colegio privado alemán. Era todo una vil patraña para sacar lo peor de mí, pero nos reímos mucho. Después, caminamos de vuelta hacia la entrada del pueblo, miramos algunos negocios y finalmente abordamos una camionetita municipal rumbo al estacionamiento de la ruta. Ah, de ida y vuelta hicimos un camino alternativo de cornisa, más corto, que sale de Los Reartes. Maravillosos los paisajes. Y aunque es de ripio, la ruta estaba en buenas condiciones (mejor que la ruta que pasa por Atos Pampa) y hay muchos menos autos.


Y el Martín Fierro de Chocolate es para...

Esto sí es el súmum del kitsch. Pero bueno, las sierras de Córdoba tienen una dimensión kitsch muy importante en sus souvenirs y en el marketing de algunos negocios, emprendimientos gastronómicos, hoteles, etc. En Santa Rosa de Calamuchita hay una fábrica de chocolates y alfajores llamada Barrilín. Y te venden para que le regales a tus seres queridos el Martín Fierro de Chocolate. Bizarro, cursi, kitsch argento total. Grosso, ¿no?

Y vos... ¿A quién le darías el Martín Fierro de Chocolate?

Calamuchita bajo la lluvia

Se llovió todo pero nada nos detuvo. Recorrimos la parte sur del valle. No fue tan lindo como el viaje hasta La Cumbrecita pero estuvo bien.

El Embalse
Bajamos por la ruta 5 hasta el Embalse, un espejo de agua enorme,alimentados por cinco ríos que bajan de las sierras, que se encuentra en la punta sur del valle de Calamuchita. Paramos en el dique (que si no me equivoco tiene una central hidroeléctrica)y fuimos al mirador, a pesar de la lluvia. Creo que debe ser un poco menor que el Lago San Roque de Villa Carlos Paz, pero tiene como unos islotes en el medio que le dan un aspecto muy imponente. Hay puestos de chucherías, pero más baratos que en el Dique Los Molinos. Imperdibles los pastelitos que vende un señor en el mini estacionamiento.




Unidad Turística de Embalse
Fue un megaflash. Porque había ido cuando era chiquito, con una colonia de vacaciones de la utpba. Sería en 1985/6 más o menos. Y el flash fue pasar por la ruta y reconocer el mirador del complejo al otro lado del embalse. Y también fue un flash volver y reconocer algunas características del lugar. Estoy hablando de la Unidad Turística Embalse, emblema del turismo social en Argentina y parte de la historia del peronismo.
No soy peronista ni mucho menos, pero me pasa lo mismo que me pasó cuando fui a la República de los Niños hace un par de años. No puedo creer que 60 años después de haber sido construidos, esos complejos sigan en pie y estén funcionando (a pesar de haber quedado en el olvido de muchos gobiernos que no pusieron un solo peso encima para mejorar o mantener las instalaciones). Quise buscar un poco la historia del lugar pero en la net encontré apenas datos sueltos. Que lo diseñó el ministro Pistarini (cuyo diseño también fue implementado en el complejo de Chapadmalal), que se inauguró en 1952 y que formaba parte de la órbita de la Fundación Eva Perón.
Más allá de los datos, es un complejo de siete hoteles (los cuales estuvieron muy descuidados, sobre todo en los 90, pero de los cuales seis están funcionando a pleno en este momento), un polideportivo gigantesco, unas piletas enormes, con centro médico y comisaría incluidos. Una obra realmente imponente. Y un hermoso ejemplo de "aquitectura peronista", con mucha piedra, madera, parques enormes... un poco como un regimiento militar dedicado al turismo. Fue un paseo más que interesante.




La ciudad de Embalse
Paseamos un poco por el centro de Embalse, pero mucho no hay. Apenas unos bares, pizzería y negocios de productos regionales. Igual, compramos un par de boludeces.

Santa Rosa de Calamuchita
¡Cuánta gente hay en ese lugar! Es la ciudad más densamente poblada del valle de Calamuchita y tiene una afluencia de turismo muy importante. Y menos top que Villa General Belgrano, hehe. Pero tiene un centro suuuper grande, con muchísimos negocios. Recorrimos un poco y compramos alfajores en Barrilín, un lugar en el que también venden chocolates en forma de autitos, Hello Kittys, herramientas, lápices de colores y demás. Nos compramos una caja de alfajores de fruta, que los dos somos fans de ese gusto tan injustamente despreciado por muchos. Prometimos volver a bañarnos el el río, que se veía muy lindo, y a visitar las construcciones históricas (el pueblo tiene más de 400 años de antigüedad).



Goulash con Spatze
A la noche, después de tanta caminata bajo la lluvia, nos fuimos a Bierkeller a comer Goulash con Spatze, un plato típico de la cocina centroeuropea. Es como un guisito de carne y salsa (la páprika es el condimento principal) con unos ñoquicitos muy suaves y livianos. ¡Qué rico! No soy un experto, pero fue el mejor goulash que comí en mi vida. Papá Oso acompañó con una botellita de Bianchi borgoña de 3/8 y yo una Mak Bier roja de medio litro que me dejó embriagadísimo. De postre, strudel de manzana con crema y dos cafés con crema. Gastamos $107. Bastante bien para una comida alemana en una casita reeee de los alpes.

Después, caminata por el centro bajo la llovizna, disfrutando un Romeo y Julieta junto a Papá Oso. A pesar del frío, había que bajar la comida y ayudar al cuerpo a procesar el alcohol de la cerveza.



Este post va dedicado a nuestro amigo Juan Agustín, un verdadero puto peronista.


Más fotos de VGB

Pozo Verde


Los Reartes


Villa Berna


Villa Alpina


El Ciervo Rojo (VGB)



Villa General Belgrano IV

Llegó la tormenta a VGB después de un día de calor sofocante! Pero a nosotros nada nos detiene, ni el calor ni la lluvia. Por eso, seguimos recorriendo el Valle de Calamuchite.

Pozo Verde
Creo que fue la mayor decepción turística de mi vida. Se suponía que era una olla natural en la que, creíamos, íbamos a poder refrescarnos. Craso error. El Pozo Verde es en realidad un piletón natural de inmunda agua estancada. ¡Un asco! Aunque lo del pozo me hizo acordar a Ranma 1/2, no fue suficiente. Cerca del pozo hay un sendero que recorre la Quebrada de la Zarzamora. Ideal para recorrer con calzado cómodo, no con havaianas como fui yo. Fuimos bordeando un arroyito hasta subir a un mirador (nada del otro mundo). Y nos topamos con muchas zarzamoras silvestres, que parece que en la zona son muy abundantes (aviva giles: zarzamoras es lo mismo que moras, lo verificamos). Encima el calor chicos, creí que me moría. 
Para resarcirnos partimos hacia los reartes con una botella de coca light y un paquete de maníes saborizados. El río estaba increíble, el agua super tibia. Y vimos un benteveo pescando y una especie de pato comiendo bichitos (según Papá Oso tenía el pico ganchudo, pero para mí nadava como pato... era muy lindo el bichito).

Visita frustrada a La Cumbrecita
Aprovechando que había refrescado (y aún con pronóstico de lluvias) decidimos aventurarnos hacia La Cumbrecita (a.k.a. "The Little Top"). El camino tiene partes que están bien y otras que están para el orto. Y tramos en construcción. Fueron 40 KM para llegar hasta cerca del pueblo y que nos parara la policía y el ente de turismo. Resulta que como La Cumbrecita es un pueblo peatonal, tenés que dejar el auto en un estacionamiento en la ruta, a 800 metros del lugar. Y, supuestamente, te llevan hasta el centro en minibus. Pero el minibus estaba roto, así que la señorita nos invitó a decidir si queríamos pagar los 15 pesos de estacionamiento y caminar cuesta abajo bajo la lluvia o emprender el regreso. La elección era clarísima. Nos fuimos a la mierda y que los descendientes de alemanes se metan su aldea perfecta y peatonal donde no les de el sol. (Aclaro, volveremos con mejor clima y esperando que el minibus funque).

Villa Berna
Como se nos frustró la visita a The Little Top, decidimos pasar por Villa Berna. Sonaba prometedor. O no sé, será que el nombre Berna nos recordaba a un amigo cercano y queríamos ver qué ondina. Después descubrimos, en Internet, que el lugar tiene apenas 37 habitantes permanentes. El lugar es una aldea fundada por inmigrantes alemanes y suizos que, como en otros parajes de la zona, forestaron los terrenos con especies de árboles típicas de los alpes. Realmente me impactó el lugar por su inusual belleza. Muchos árboles altos, casas de madera y piedra muy bonitas y la sensación de estar en medio de un bosque de cuento (o al menos de un videogame de género RPG de Arcade o SNES, jeje). Y todo enmarcado en la montaña (leí por ahí que como está a unos 1300 metros sobre el nivel del mar, tiene un microclima particular y en invierno nieva). Además el símbolo de la aldea es un osito :)

Villa Alpina
Cumplida la visita a Villa Berna decidimos ir a Villa Alpina, a 14 kilómetros adentro. ¡Qué locura! Fuimos por un camino bastante hecho mierda, lleno de subidas y bajadas. Y ni rastros de civilización. Apenas un par de fincas dedicadas a plantar árboles. Pero eso sí, un paisaje increíble. Tardamos casi una hora (o al menos eso me pareció) en llegar. Y ahí estaba Villa Alpina, con sus 1400 metros sobre el nivel del mar. Todo muy muy Heidi. De echo saqué unas fotos en una quebrada que se ve una casita rodeada de coníferas en lo alto de la montaña que era re del abuelito (BTW: el abuelito de Heidi es un Daddy Bear?). Ah, y había ovejas, vacas y caballos pastando (en el camino también había cabras pero evité salir del auto al grito de "¡Copo de nieve, copo de nieve!"). Sacamos algunas fotos porque en el pueblo no hay nada. Creo que tienen una población de 40 personas y apenas un par de cabañas para aficionados al montañismo (¡y no hay energía eléctrica ni señal de celulares y sólo un teléfono público!). También hay un sendero para subir al Champaquí, pero hay que hacer una excursión de tres días y no daba. También vivimos el terror cuando el auto se nos quedó atascado intentando dar la vuelta para regresar cuando el camino se puso muy choto. Pero por suerte nos asistieron unos turistas muy amables y la cosa no pasó a mayores.
Nos desquitamos volviendo raudamente a Villa General Belgrano para comer algo (¡a las 4 de la tarde!). Me mandé un sandwich de leberwurst y pepino con medio litro de Warsteiner en el pintoresco El Ciervo Rojo. VGB me está volviendo un gordito cervecero y borrachín. Y coronamos la aventura con chocolates y un coquito de la repostería Süss.
Les debo las fotos. See you later!

Villa General Belgrano III

Sí, seguimos recorriendo a lo loco el Valle de Calamuchita. ¡Y nos queda tanto por ver!

Los Reartes
Los Reartes es un pueblito a unos 8 kilómetros de VGB, que tiene un río bajito con lecho de piedras y arena que lo atraviesa y que sirve de balneario natural a habitantes y turistas. Es un pueblito bastante grande con casas de distintos tipos (algunas muy sencillas, otras bastante ostentosas). 
La verdad, sentarse en el río a buscar piedras o sentir cómo fluye el agua es una experiencia de relax total. Papá Oso se quedó adentro del agua casi toda la tarde y terminó con la espalda quemadita :-)
Palabras aparte merece Genaro, un nenito "fronterizo" que con sus gritos perturbaba la paz de la costa y al que odiamos profundamente. ¿Por qué los padres dejan que sus retoños hagan tanto quilombo en lugares públicos?

Dique Los Molinos
Ayer casi nos quedamos en la cabaña boludeando, debido a que Papá Oso tenía la espalda muy quemada después de la excursión a Los Reartes. Pero decidimos aprovechar el horario Cristina (al que tanto padecemos en BA) para irnos hasta el Dique Los Molinos.
Impresionante el espejo de agua y geniales las vistas panorámicas del camino de cornisa que pasa por arriba del dique. Después seguimos camino hasta un lugar con bajada al embalse, en el que sacamos algunas fotos y avistamos pájaros. Vimos un aguilucho marroncito, pero se llevaron las palmas unas lechuzas que estaban al costado del camino. Nunca había visto una lechuza en vivo y en directo y fue una emoción total. ¡Qué lindo animal! Primero eran dos, con sus ojos amarillos y sus cuellos giratorios. Después aparecieron dos más. Les sacamos muchas fotos porque nos parecieron lo más.
Más tarde emprendimos camino hacia Potrero de Garay, un pueblito náutico con unas casas de fin de semana muy muy top. Increíbles las vistas del lago y de las montañas. A la vuelta, muertos de hambre, intentamos en vano conseguir empanadas en varios negocitos montados den distintos puntos panorámicos. Así que vaya una advertencia: no compren nada en ese tipo de lugares, que son re chorros. (Igual nos llevamos hongos de pino y de coco a $8 la bolsita y un cenicero de onix a $22, y un poco de pan de campo con un queso ahumado que tuve que cortar con una navaja camuflada re de mercenario chongo que trajo Papá Oso).



Las polémicas remeras de VGB
Antes de viajar a la Villa una amiga nos dijo "es re lindo, lástima los nazis". Y nos pareció un poco exagerado. Pero bueno, llegamos y comprobamos que no es un pueblo nazi, pero que hay algunas cositas medio creepy dando vuelta. El pueblo tiene un componente importante de inmigración alemana. Y algunos de esos alemanes son los sobrevivientes del Graf Spee, un barco de guerra que fue hundido por su capitán en 1939, en una batalla contra embarcaciones inglesas en el Río de la Plata. En el pueblo hay un monumento a los caídos, publicaciones sobre el tema (que afirman que los pioneros no eran nazis) y demás memorabilia. Digamos, seguramente esos sobrevivientes se reinsertaron en las sierras de Córdoba y se argentinizaron y ya. No vi pintadas antisemitas en la villa ni loas a Hitler ni nada parecido (de hecho estoy viendo más antisemitismo en Buenos Aires con esto del conflicto en la Franja de Gaza).
Pero hay un local que vende unas remeras con insignias alemanas que me dio un poco de cosita. Parece que en VGB ya hubo problemas con este tema hace unos años. Me da que alguien quiso lucrar con el espíritu facho de más de un visitante. Miren:



El significado de los sueños

Anoche soñé que me encontraba con María José Lubertino, pero ella estaba morocha en vez de rubia. Si no me equivoco yo le preguntaba qué había pasado después del quilombo que se armó cuando hizo declaraciones consideradas polémicas sobre el papel de Israel en el conflicto en la Franja de Gaza, pero no lo tengo muy claro. ¿A qué número de la quinela le juego?

Chops y chopcitos


La cantidad de chops, vasos, vasitos, tacitas y demás recipientes que venden en la Villa es increíble. Dan ganas de comprarse todo. Acá una fotito de nuestra incipiente colección de chops de cerámica. Uno sólo fue estrenado con coca y jugo, los chiquitos sirvieron de vaso de shot para tomar cóctel de mango y pisco Capel Premium (piscocapel.cl, apunta Papá Oso), y el más grande lo compré en el Sommerfest con medio litro y tuvi un refill que me dejó en la estratósfera.

Villa General Belgrano II

Comidas
Y sí, llegó el momento que todos esperaban: El detalle de las comidas que pueden degustarse en Villa General Belgrano. Como se pueden imaginar, acá hay muchísimas opciones de comida alemana, debido a que muchísimos habitantes del lugar descienden de inmigrantes de esa nacionalidad.

El primer día no probamos bocado, porque quedamos tan cansados que después de una vueltita por el centro y un poco de pileta nos fuimos a dormir. Pero el domingo almorzamos en Bierkeller, uno de los restaurantes más famosos de la aldea, con una decoración bien centroeuropea (y música alemana, incluidos hits de Abba y Elvis en versión polka). Las porciones eran muy abundantes. Pedimos una picada de fiambres alemanes y media porción de sauerbraten (peceto con salsa agridulce) con spatze (ñoquicitos húngaros) y rohtkohl (repollo colorado estilo chucrut). Y comimos muy bien. También me tomé una cerveza roja Mak Bier muy buena. Y así llenitos nos fuimos a caminar.




A la noche fuimos a Don Pancho, un localcito muy pintoresco en la entrada a la Villa. Comimos un plato de la casa consistente en salchicas de viena, frankfurt y un chorizo de cerdo, acompañados por puré de manzana y chucrut (también pedimos una ensaladita como para que no fuera todo tan nocivo). El precio fue bastante razonable.




En Villa General Belgrano tambien hay muchas panaderías y locales que preparan especialidades de repostería y pastelería europea. Así descubrimos unas galletas que se llaman Lebkuchen, muy especiadas y con cobertura de glasé. ¡Increíbles!




Sommerfest
Nuestra llegada coincidió con el inicio de una de las ediciones del Sommerfest, festival de verano que se realiza en la plaza del pueblo. Hay música y bailes alemanes y puestos con comida y cerveza. Comimos una salchicha berna con chucrut (el pan no era el más adecuado para ese tipo de salchichas) y yo me tomé como un litro de cerveza (podías comprarla con un chop de cerámica de la Oktoberfest que, obviamente, adquirí). Hacía años no tomaba tanta cerveza, volví a la cabaña en total estado de ebriedad. En el Sommerfest también vimos la tradicional ceremonia del espiche, en la que llega el Monje Negro (una señora alemana muy linda llamada Susy) que "autoriza" a dos aldeanos a meter una canilla en un barril, para repartir cerveza entre los presentes. Obvio que los que están muy adelante pugnando por birra terminan bañados por un chorro de espuma de antología. BTW: vimos unos cuantos gorditos hot en el evento.




Precios de locos
No puedo dejar de estar pofundamente indignado ante los precios en esta ciudad. Y es que todo es muchísimo más barato (y en el super la variedad de productos alimenticios supera con creces a las de cualquier supermercado grande de Buenos Aires en un espacio mucho más chico).
El otro día unos amigos me decían que en Buenos Aires los negocios pagan más impuestos y eso se traslada al precio de los productos. Pero no puede ser que una Coca Light de 600 ml en BA me cueste $4,50 y acá me salga $2,20. Las empanadas en un super de BA salen 1,90 como muy baratas, acá salen $1,20. En los restaurantes las gaseosas salen $5 y en BA salen $8. Y en la calle principal las heladerías tienen el cucurucho entre 4 y 7 pesos (en BA no baja de 10 mangos con mucha suerte).
No sé, me parece que alguien nos está cagando mal con los precios. Además, entiendo lo de los impuestos que se trasladan a los productos... Pero yo no veo que esos impuestos se trasladen a tener calles más limpias, más seguridad, más educación o más salud. ¡He dicho!

Bueno, nada más por ahora. Después postearé sobre Los Reartes y las remeras polémicas de la villa. Stay Tuned!

Live and direct from Villa General Belgrano 1

Repuesto de una cena con mucha cerveza roja, aprovecho mis primeras vacaciones con conectividad 24/7 para postear algo de Villa General Belgrano.

El viaje
Partimos el sábado a la madrugada, un viajecito largo (unas 8/9 horas) por Panamericana y después por Ruta 6. Viajamos un rato por la Ruta 9, pero es muy chota y está muy cargada (aún no puedo creer que entre Rosario y CBA capital no haya una autopista o al menos una ruta como la gente). La seis está en mejor estado y no viajan tantos camiones. No pasamos por muchas ciudades... apenas si nos llamó la atención Hernando, "capital nacional del maní".

Lo mejor de viaje es cuando pasás Río Tercero, que ya es cerquita del Valle de Calamuchita. Ahí pasás por Embalse, Villa del Dique, Santa Rosa, etc. El caminito es MUY parecido al que hay en el Valle de Punilla después de Villa Carlos Paz. Y hay mucho negocio de chucherías. Vimos uno que tiene unas alfombras de osos panda que eran una locura. Seguramente volveremos a chusmear cuánto salen en breve.

El Hospedaje
Nos quedamos en un lugar que se llama Los Álamos (totally unrelated to the rock band of the same name). La cabaña está bastante bien. Es un poco más básica de lo que esperábamos por las fotos que vimos en Internet. Y definitivamente las 8 cabañas están muy pegadas. Pero bueno, la cabaña hasta 4 sale $200 por día, en un predio que aunque es chico tiene pileta, wi fi, mucama, estacionamiento, una tv con dvd por habitación, cable, etc. Además el dueño de Los Álamos es sumamente atento, a la tarde pasa por la pileta y convida helado y alfajores regionales, tiene un catálogo de DVDs para que mires películas, etc. BTW: El día que llegamos en el DVD estaba puesto "Underdog, el superperro", y era malísima. Mal ahí Disney Studios. Ah, el baño es increíble, tiene un duchador que el agua sale con una presión que parece un spa :)

Villa General Belgrano
Recién nos estamos habituando al lugar pero es muy lindo. Tiene un centro de casas y locales bien estilo centroeuropeo. Un poco me recuerda al centro cívico de la República de los Niños (o de Bariloche). Hay un arroyiyo que cruza el pueblo y que tiene un sendero de turismo "ecológico". Ayer lo recorrimos, vimos muchísimos pájaros (carpinteros, beneteveo, palomas de campo). Y cruzando unas piedras metí el pie en el agua y putié durante tres horas.

Después fuimos a recorrer el centro, que tiene decenas de negocitos que venden alfajores, especialidades europeas y sovenirs. Ya me gasté un dineral en porquerías. Nos compramos un chop con el oso de Berlín, un "cosito" de loza con unos ciervos para poner sobres de azúcar y saquitos de té y un cenicero con los mismos ciervos. Y algunos comestibles que ya detallaré.

Y todavía nos falta recorrer un poco la parte más "natural" de la ciudad, pero ya sabemos que hay unos senderos para subir al Cerro de la Virgen y cerca de la cabaña hay un camino que va a una olla natural llamada Pozo Verde que vamos a visitar.

Después les cuento un poco de la comida típica del lugar, de los llamativos motivos de las remeras y de los indignantes precios del supermercado. Stay tuned!

Live and direct from General Belgrane Village 0

Sí, finalmente se nos dio y nos fuimos de vacaciones a Villa General Belgrano. Llegamos ayer y hoy estuvimos recorriendo un poco. Tengo muchas cosas para postear, pero recién llego de comer salchicas alemanas con chucrut y tomar cerveza roja Don Otto. Así que no estoy en condiciones de escribir nada. Stay Tuned!




Combatiendo la abstinencia de Piyi Piyi

Ja, nos reclaman posteos sobre el palomo y cumplimos. El pajarraco está cada vez más confianzudo. Y desde el día que llovió toda la tarde y recién pudo venir a la nochecita a comer y casi se queda a dormir adentro, le gusta quedarse en casa. Antes, después de comer "pedía" que le abriéramos la puerta y después hacía sus necesidades afuera y volaba. Pero estos días como que se queda adentro bastante. Le gusta el living, a veces después de comer va hasta ahí caminando y se acicala. O camina y nos mira... Es más, el otro día entro y se quedó comiendo y Papá Oso se tiró en el sillón y se quedó dormido. Y el palomo, como no podía salir, fue hasta el comedor y se acostó en el piso a dormir. Así los encontré cuando volví de laburar. Una ternura.
Pero lo que más me mata es cuando quiere irse y nos busca por la casa a ver dónde estamos y qué hacemos. El jueves hizo eso, Papá Oso estaba en su PC y yo en la mía y escucho los pasitos (como tiene uñitas largas hace un ruidito en el parquet) y el pollito que se para en la puerta de mi cuarto a ver qué hago. Y después escuchó la voz de Papá Oso y siguió para la otra habitación para "curiosear".
En cuanto a su estado físico, el palomo ya está 10 puntos después del ataque (que parece que fue perpetrado por unas aves de rapiña que merodean el barrio) y todas las mañanas y las tardes se va volando con destino desconocido. A veces va para la calle Armenia (lo veo volar hasta ahí aunque no sé si sigue), otras va para el lado de Cabrera y Scalabrini Ortiz. Sí, es un piyi hiperpalermitano, vio?
Nos acabamos de ir de vacaciones. Y el tema pollito nos preocupaba un poco. Porque el bicho está libre, es nuestra mascota pero no somos sus dueños. Y era medio complicado el tema de solucionar su alimentación en nuestra ausencia o asegurarnos de que cuando volvamos siga como habitante del balcón. Le queríamos pedir a Lucas que viniera a darle de comer, pero el gordo se rompió la rodilla y nos dejó sin esa posibilidad. Pero finalmente, mi suegra dijo que vendrá día por medio a regar. Y nuestros vecinos (que comparten el hueco del edificio con nosotros) nos dijeron que cuando el pollito viniera ellos lo alimentaban en nombre nuestro (ellos, de hecho, muchas veces le ponen agua o le dan de comer en el pico al pollito, al que le gusta mucho caminar por la cornisa de ellos). En fin, esperemos que el Piyi siga en su lugar cuando volvamos.


¿Quieren ver al pollito bañándose? Click here!

Oh L'amour...

Una playlist de amor para celebrar el amor. Y sí chicos, cuando uno se queda sin ideas, las efemérides son geniales.


SeeqPod - Playable Search

Wallpaper



Justo a tiempo para festejar San Valentín. ¡Feliz día de los enamorados! (Click para que se vea grande y con los colores correctos)

Drama de la vida

Probé de mil formas, pero no me baja la panza. No sé qué voy a hacer estas vacaciones...


Shear Genius

Atenti que el martes a las 21 regresa "Descabellados" ("Shear Genius") el reality show de peluqueras que conduce la ex "Los ángeles de Charlie" Jaclyn Smith. La primera temporada la vi y me gustó mucho, espero que el segundo año no defraude.