Behind the scenes
Mi calentura por los incidentes del jueves no se calmó hasta bien entrado el viernes. Para descargarme tuve que contarles a varios amigos los detalles de los sucedido. Y nadie entendía nada. Y como este blog también es un espacio para contar lo que no se ve de mi trabajo, paso a detallar algunos puntos oscuros que uno se encuentra cuando es periodista de espectáculos y no es ni de La Nación ni de Clarín ni de Página/12.
Lo que pasa es que a esos medios les dan notas aparte, les pautan "exclusivas", etc. Pero si no trabajás ahí lo que pasa es esto: Generalmente, cuando hay un evento (mayoritariamente de televisión o de algún cantante muy famoso que presenta disco), las agencias de prensa arman un "evento". Pero pasa algo: en el medio hay muchas "termitas" y colados que sólo van a los "eventos" a comer. A la mayoría de las agencias de prensa parece no importarle esto. Es más, últimamente lo están usando a su favor. ¿Qupe quiero decir? Cuando tienen una presentación mandan una invitación al mailing (en el que debe haber centenares de personas) sin chequear cantidad ni "calidad" de los que invitan. Digo calidad no por una cuestión despectiva, sino porque muchas veces en esos mailings hay gente que no labura en ningún lado y que va a huevear. Obvio, el gerente de programación, el artista o el productor seguramente pensarán "qué convocatoria grossa". Pero no. Nadie chequea qué sale publicado ni dónde, ni en qué radio pasan las declaraciones que se grabaron. Total... el músico o el actor no tienen idea y los que les manejan las relaciones públicas quedan como unos capos.
Después, hay una obsesión por las cámaras de televisión. Es cierto, la televisión es muy poderosa. Por eso, privilegian que los "noteros" de los programas hagan notas individuales. Preferentemente antes que los pelotudos de radio y gráfica. Ni hablar: avisarles a los boludos que vengan más tarde no es una posibilidad. Los boludos tienen que estar todo el evento, haciendo bulto. Si total la mayor parte van a comer porque no trabajan en ningún medio. Y los que laburan de verdad... que se jodan.
Acá no hay diferencias. Se los trata a todos con el mismo respeto: si sos "TN Show" o si sos el programa "El electrón" del canal local de Villa Ballester no importa. Tener una cámara te habilita a tener ciertas preferencias.
Eliminadas cámaras queda el resto. Supuestamente radios y gráfica. Y acá tampoco hay diferencias, ni criterio, ni nada (mi amiga Juliana diría "no tienen estrategia"). Si sos de Télam (la agencia de noticias más grossa del país) o de La Voz del Interior (el diario del interior más importante de Argentina) para ellos es lo mismo
a que seas la doña que trabaja en un programa de la radio vecinal de Sarandí (o que dice que trabaja, nadie puede saberlo con exactitud, aunque los las actitudes de estos personajes, difícil que tengan aire en algún lado). Entonces, si vos trabajás para algún medio "en serio", tenés que aguantar "compartir" la nota con un grupo de personas que no se sabe de dónde salen o qué tienen en la cabeza. El nivel de las preguntas es patético. Y el sentido de la ubicación de estos personajes brilla por
su ausencia.
Mi política en los últimos tiempos es no ir cuando algo es así. O al menos no ir cuando puedo evitarlo. Por ejemplo: no puedo perderme la cobertura del lanzamiento de "Desperate Housewives" o del disco de Cerati. Pero si "Se dice amor" da notas (o "atiende a la prensa", según lo que dicen en el canal cuando te convocan) para celebrar su "éxito", así como me llega la invitación la borro. A esta altura de mi vida no estoy para que me forreen. Aunque a veces uno se equivoca y se come unos garrones que le dan ganas de mandar a todos a la concha de su madre.
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