Lake y su bizarre streaming

Jarvis

Nunca pensé llegar a ver en vivo a Jarvis Cocker. Qué se yo, Pulp nunca fue una banda masiva en Argentina. Y las perspectivas de ver a Cocker como solista eran... bueno, poco esperanzadoras. Sin embargo, finalmente se dio. El cantante llegó a Buenos Aires para dar dos conciertos en La Trastienda, con entradas carísimas (desde $200) pero también con localidades agotadas. Y fue muy grosso.

Tuve a menos de cinco metros a un artista que es un referente estético-musical de mi vida desde que tenía más o menos 17 años. Un artista cuyos discos escuché una y otra vez sin parar, maravillado por esas canciones de seres que no encajaban del todo, de romances fallidos y/o perversos, de historias de amor casi perfectas, de crítica social. Todo con elegancia y muchísima ironía.

Y así fue, vimos a Jarvis en La Trastienda, flaquísimo como siempre (yo era como él cuando era teen), pero en un muy buen estado. Con sus movimientos eléctricos y sensuales estilo Austin Powers. Con un carisma de la hostia. Y un sentido del humor brillante.

El repertorio sólo incluyó canciones solistas de Jarvis. Y no me molestó. Le faltó demagogia al show. Cosa que me encantó. Y la gente estaba como loca cantando todos los temas del álbum "Jarvis". Deliré con "Fat Children", "Don't Let Him Waste Your Time", "Black Magic", "Big Julie", "Tonight" y demás grossitudes. Y morí con un Jarv tal cual me lo imaginaba (o mejor), tomándose un poco en joda, conectado con la gente, haciendo chistes y payaseando todo el tiempo. ¡Y hasta se puso a decir palabras en "lunfardo" como "mina", "chabón", "limado" o "piola"! Creo que la frase "Don't be chapita" quedará para la posteridad. Ahora sólo me falta ver en vivo a Neil Hannon (The Divine Comedy). Aunque eso lo veo tan difícil...