Al principio no lo consideré nada grave. Era un hábito esporádico. Nada de qué preocuparse. Pero entonces llegaron ellos. Importados de asia, con sus colores brillantes y su promesa de efímera felicidad.
Primero fueron unas lisérgicas gotitas sonrientes. Después unos simpáticos hoguitos de colores. Y más tarde unas psicodélicas delicias multicolores. Pero cuando me di cuenta de que había desarrollado una adicción, ya era demasiado tarde.
Los stickers chinos de nueva generación me están comiendo la vida. No puedo resistirme a ellos. Invierto todos mis recursos en conseguir nuevas dosis: ositos de peluche, monstruitos, pájaros onda flower power, nubecitas sonrientes y paragüitas, tréboles metalizados y hasta delirantes objetos de cocina que te miran sonriente, sabiendo que te tienen atrapado.
Se los digo por su bien: no caigan en la tentación, aléjense del Barrio Chino. Los "puffy stickers" son un viaje de ida.
Se los digo por su bien: no caigan en la tentación, aléjense del Barrio Chino. Los "puffy stickers" son un viaje de ida.
7 comentarios:
Mis hijos (6 y 12) tambien han caido en el vicio. Empezaran a traficar para pagarse el vicio ? LOL
Es el pegamento que tienen, cuando los tocas con la yema de los dedos te volver adicto :P
JAJAJAJJAJA
y guardas las planchitas o los vas pegando por todos lados?
Anónimo: Me parece que si
Iván y Gabo: Puede ser
Seis: Los guardo y los uso en ocasiones especiales...
puton!
Siiiiiii, yo también soy adicta a esas stickers!! Aguante el Barrio Chino!!
vi unas super planchas el otro día de la onda del zoologico, super puffy. son INCREIBLES.
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