Despedida
Y un día, Rexie se fue. Ayer nos juntamos en El Mosquito para la última cena y no pudimos lograr que al gringo le gusten las mollejas. Y ni hablar de hacerlo probar morcilla o chinculines. Mucha oses, pero cuando se trata de probar alimentos extraños...
Hoy lo llevamos al aeropuerto, en donde siguió inventando palabras como "buzzó" (tocó el timbre) y otras que ya no recuerdo. La despedida fue amarga, pero prometió volver con más yanquis y trató de convencernos de que Buenos Aires era una de las 10/15 ciudades más interesantes que conoció en su vida. Adios Rex, los productores argentinos de papas fritas te echarán de menos.

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