Otro fin de semana de locos

Viernes
El viernes tuve que ir a ver a Los Piojos al Quilmes. De alguna manera me las arreglé para sobrevivir a la experiencia y pasar a buscar a Papá Oso a tiempo para ir al asado del Club de Osos, en donde nos esperaban Rex y J&J.
El asado empezó bastante tarde. Y tuvo momentos bizarros, como la cola para servirse la ensalada. Parecíamos la versión arruinada de aquellos niños del cast de Annie la huerfanita.
Rex pudo probar el asado y discutir con su amigo Gabriel y otro chico qué es un oso. Mientras, Papá Oso deleitaba a J&J con sus anécdotas de conquistas sentimentales XXX. A Rex le llamó la atención que fuera un evento social y no una excusa para una orgía (parece que los osos de EEUU son un poco sexópatas). Terminamos moviendo las cabezas al ritmo de Black Box y Right Said Fred, que pusieron un poco de alivio tras dos horas a puro Il Divo (que grupo para locas, ¡Por dios!).

Sábado
El sábado nos levantamos temprano para ir a comprar un regalo para Papá Oso y pasamos a buscar a Rex para ir al Cementerio de la Recoleta. Como no sabíamos donde comer terminamos en Champs Elyssés, donde miramos azorados el bizarro paisaje de viejas conchetas y locas de levante, debido a que el servicio era lentísimo. Cultural clash: Rex creyó que el queso "untable" era un queso que no se ponía en la mesa. "Voy a ponerlo en la silla para que sea feliz dijo", antes de sacarle un ojo a una vieja de otra mesa con un pedazo del plato hecho con harina de maíz en el que le trajeron una ensalada en la que en vez de poner arvejas como había pedido en el checklist bilingüe le pusieron lentejas (creo que el cocinero hablaba en rumano).
Ah, unos fans de Papá Oso pasaron por la puerta y no pudieron evitar sentarse a un par de mesas de distancia y mandar al mozo a matarme (me pegó un golpazo en la cabeza con un plato que de ninguna manera pudo ser accidental). Pero sobreviví.

De ahí, directo al cementerio, a buscar la tumba de Evita. En el camino vimos unos scienciologistas con haciendo tests de stress y vendiendo libros de dianética... ¡Qué miedo!
En el cementerio tuvimos que comprar un mapa porque no la encontrábamos. Nunca había ido al cementerio y la verdad que está muy bueno, aunque es un poco tétrico. Al final, terminé asqueado de mausoleos y monumentos. Imperdible la tumba de una minita que tiene una estatua re Tim Burton en la entrada de su mausoleo.

Domingo
El domingo Papá Oso invitó a su madre a comer. Fuimos a Miramar, un lujo accesible, como siempre. Las sardinas asadas un hallazgo. Una pena que se habían quedado sin mejillones. Por la noche, festejo "íntimo", con algunos invitados selectos. Ah, descubrí que chizitos es una palabra spanglish.

Lunes
El lunes nos levantamos (bah, es un decir, ya que tenía un dolor de cabeza que me moría y pude componerme gracias a un par de Falgos, un lavado de estómago espontáneo y un té curativo de Inés Berton) y partimos con uno de los J&J y Rex a San Antonio de Areco. El gringo quería ver algo que no fuera la ciudad, campo, gauchos. ¡Maldito el momento en el que le propusimos ese paseo! Estuvo la hora y media de viaje preguntando ¿Donde están los gauchos? Veo vacas y árboles pero no hay gauchos por ningún lado. ¿Ya llegamos a donde están los gauchos?". Le hicimos probar galletitas Rex. "Yo soy más gustoso que unas galletitas", comentó. Rex se asombró que en Argentina hasta el campo pareciera el primer mundo. Claro que pasando Parque Leloir comentó que ya había aparecido el tercer mundo.
En fin, llegamos a San Antonio y dimos una vuelta con el auto antes de comer en un restaurancito (La Costa, para más datos) en los que J y Papá Oso comieron un asadete y Rex y yo un pejerrey a la napolitana. Después a caminar por ahí para hacer la digestión. La verdad, ahora entiendo por qué eligieron a S.A. de Areco como pueblo de "tradición". Las casas son, en su mayoría, típicas construcciones de entorno rural de hace unos 100 años. Y la mayoría está en muy buen estado. Es como cualquier pueblito de campo, pero a gran escala (por la cantidad de construcciones viejas).
Terminamos merendando en La Ochava de Cocota, un bar medio antiguo con mucha onda que, al parecer, es frecuentado por muchas locas (al menos cuando nosotros estábamos ahí llegó un contingente de peluqueras que era increíble).

Fotos acá!

Bonus track: Spanglish

El spanglish de Rex es increíble. Se la pasa inventando palabras que no existen en castellano. Por ejemplo:

  • "En mi departamento se rompió una +pipa+. No tengo agua fría y no puedo +flushear+ el toilet".
  • "Voy a ir a +pipiar+. ¿Tienes ganas de +pupear+?"
  • "Café Roca Dura"
  • "No estaba de ánimo para +supermercadear+"
  • "Se me volcó la cerveza, pide un +rago+"
  • "La Heiniken argentina hace más +foma+ que la holandesa"
  • "Esos anteojos tienen el factor más +woofy+ en Pato"
  • "Dame un roto" (Give me a break)

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