Fin de semana salvaje

Dios, otro fin de semana largo que se convirtió en una sucesión interminable de compromisos sociales y actividades de todo tipo. ¡Y eso que el festejo de cumple de mi bobe se postergó!

Arrancamos tranqui, con cena morrudosa el viernes (con Berna de invitado especial). Hablando de Berna, él sigue indignado porque Eurovisión lo ganó un ruso y no su favorito de Bosnia. Pero nunca llegué a postear sobre eso. En fin.

El sábado se vino con todo, con compra de regalos varios. Teníamos dos cumpleaños (por suerte para el día del padre ya teníamos regalo comprado). Hicimos un tour devastador, que incluyó paradas en Once, el Barrio Chino y la expo de orquídeas del Jardín Japonés. Por lo menos, pudimos almorzar un locro reparador en La Cocina Catamarqueña (Pueyrredón 1508). Ah, tuvimos que volver al centro a comprar unas entradas de teatro para mi madre, que quiere ir a ver “Gorda”. No tuvimos tiempo ni para dormir una siesta que ya nos tuvimos que ir a arreglar para el cumple de Rafa, un amigo de Papá Oso. Topísimo, en un semipiso en Las Cañitas con vista al Campo de Polo. Comimos como desaforados, pero cuidando los modales. Hubo una picada muy completa, sushi y goulash con schpatze. Y después tortas y bombones. Cuando salimos de ahí apenas podíamos movernos pero nos fuimos con mucho convencimiento al cumple de Jose. Muchísima gente de todo tipo: desde habitués de Compass y programadores de señales top de la grilla del cable hasta neo hippies buena onda y encima lindos. Después de un brownie y un fenetazo que despertaron la magia nos dispusimos a bailar entre amigos y a sacarnos fotos muy tiernas. Es que nos tenemos mucho amor todos. Para rematar hubo karaoke. Con Tina hicimos “Y yo sigo aquí”, de Paulina Rubio y cosechamos muchos aplausos. No llegamos a comer la torta porque era muy tarde. BTW: nuestro regalo hizo fu-ror.

El domingo nos levantamos re tarde y partimos a buscar algún alimento. Después de deambular por la zona villacrespense en busca de un restaurant de pastas, terminamos en Honorio (Honorio Pueyrredón y Mendez de Andes). Una verdadera sorpresa: platos abundantes, algunos bastante elaborados. Pedimos un abadejo con salsa de remolacha y espinaca y unos ñoquis a la Príncipe de Nápoli que la rompieron. Ah, en la mesa de al lado Daniel Hendler discutía con preocupación sobre las nuevas autoridades de la Amia y su visión sobre los "judíos genuinos".

Después se vino la siestita y, más tarde, cena en la casa de Papá Lake por él día del padre. Hubo pizza y mucha foto familiar (es que pocas veces estamos los tres hermanos Lake juntos).

El lunes, por suerte, fue más tranqui. A pesar de los cacerolazos. ¿En qué va a terminar todo esto? El tema me preocupa, Mrs. Rimmel debería dar el brazo a torcer y no olvidar que el que ríe al último ríe mejor. Pero parece que ese refrán no venía en la programación de las fembot.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

burra, de un semipiso en las cañitas -a lo sumo- podrás ver el campo de polo... pero no hay campo de golf hasta el otro lado de los bosques de palermo.

Lake dijo...

Tenés razón. Escribí todo de golpe y medio dormido ya... Ahí lo cambie

jose dijo...

'neo hippies buena onda' es la definición exacta de ese grupo de amigos

¡Por la integración de los pueblos!

la99 dijo...

Jaja vos tuviste a berna el viernes yo el sabado conmigoooo a toda musica en el obrass!
tomo la recomendacion de honorio, como buena sibarita, salu2!

Lake dijo...

Berna es un chico muy solicitado.