Otro fin de semana con mucha actividad, pero mucho más relajado que los anteriores. El viernes finalmente pudimos ir a comer al restaurant japonés Kizuna, del que ya daré más detalles cuando reflote el Palermo World Food Tour.
El sábado almorzamos en Baraka, llevamos un contingente de amigotes (Leo, Ale, Ritis, Gabo, Iván). Nos mató el calor. Encima, cuando volvía a casa, me agarró la lluvia mientras compraba en el supermercado chino. La ropa sigue mojada, pero al menos no se cortó la luz.
A la noche hubo picada con los Morrudosos y los Morruteens. Una maravilla los pletzalejs caseros -con pastrón y pepino- que trajo Jonas. Y hubo dos guacamoles: uno light que hicieron Rafa y Berna y uno power que hizo Papá Oso. Y las galletitas que hornearon Rob y Luke fueron una patada ninja a la cabeza.
El domingo hubo mucho relaz y té con tostadas nuevamente en Baraka. Cerramos con pizza en casa junto a Ale Lago, al que se le había cancelado una fecha con Impermeables porque el local donde tocaban se inundó y se les arruinaron la PC y la consola.
2 comentarios:
Doy fe, una cuca por cabeza es mucho. Tendre que aprender a partirlas al medio.
Fin de semana a mandibula batiente!
Publicar un comentario