Haciendo sociales

El sábado fuimos a la fiesta de una amiga francesa de Papá Oso, que con su pareja iraní se compró una casa en San Telmo. Las dos son adorables. En la fiesta había mucho puto chic. Y yo a los 5 minutos me manché la chomba nueva comiendo un sandwich de lomito. A veces me pregunto cómo hacen para estar siempre espléndidos, mientras el resto padecemos nuestra propia torpeza. Aunque creo que ellos no deben pasarla tan bien como nosotros.
Además, un francés conocido de Papá Oso se puso a hablar con nosotros, averiguó cuánto hace que estamos juntos y me preguntó la edad. También me preguntó si trabajaba. ¿Será que el puto chic puede no trabajar porque consigue siempre alguien que lo mantenga? Creo que la próxima que me encuentre en esa situación voy a contestar que no, que no trabajo porque Papá Oso me mantiene y que me paso el día leyendo Vogue, mirando catálogos de Tommy Hillfiger, haciendo abdominales en el gimnasio y cuidando mi piel con tratamientos faciales anti age. No creo que me crean, pero al menos voy a hacer que se sientan un poco ridículos por vivir adentro de un huevito Kinder.